Pekín, más conocida como Beijing por la gente local es un lugar de obligada visita al menos una vez en la vida. Si encima te gusta la cultura y la gastronomía asiática vas a disfrutar como no puedes imaginar. El Pato asado de pekín es un plato obligado si viajas a China
¿Qué es lo que no puedes perderte si viajas a Pekín? Hemos hecho una breve selección de 4 de las cosas más impresionantes de la ciudad.
1 – Visitar la Gran Muralla China
Sabemos que has escuchado hablar de ella, has visto fotos y te han parecido impresionantes pero pasear por la Gran Muralla China no se parece a nada que hayas podido ver en fotos o vídeos.
Cuando estás encima de esa gran obra maestra de la arquitectura de repente cobra sentido todo lo que has escuchado de quienes han estado allí.
Con más de 8 kilómetros de recorrido, esta obra considerada una de las siete maravillas del mundo, recorre montañas, valles, desiertos y llanuras
Así que ya sabes, si viajas a Pekín, que no te lo cuenten y acércate a pasear por la Gran Muralla.
2 – Admirar la enigmática Ciudad Prohibida de Pekín
La famosa Ciudad Prohibida de Pekín, que también se conoce como El Palacio Imperial, fue casa de las grandes dinastías chinas durante más de 500 años.
Es por eso que su encanto reside no solo en su arquitectura si no en la vida que todos aquellos que lo habitaron dejaron impregnada en sus paredes.
El Palacio Imperial estaba reservado solo para unos pocos y fue creando una imagen de poder y lujo en torno a sus edificios a los que solo podían acceder los miembros principales de la corte y algunos de sus súbditos principales.
La ciudad prohibida tiene una extensión de más de un kilómetro, y se trata de un recinto lleno de rincones secretos e historias que harán de tu paseo una ocasión de lo más especial
3 – Pasear en bicicleta por las callejuelas – hútòng– del casco antiguo
Se conoce como hútòng a las calles principales del casco antiguo de la ciudad milenaria de Beijing entre otras antiguas ciudades chinas.
Estas calles que fueron construidas durante algunas de las Disnastías más importantes de China (Por ejemplo la Yuan, Ming y Quing) están llenas de viviendas que se sitúan en torno a un patio cuadrado.
En estos patios interiores es donde los habitantes desde la antiguedad hacen su vida en torno a las tradiciones más arraigadas en su pasado.
En estas zonas tan tradicionales todavía se mantienen las antiguas costumbres de sus habitantes lo que le aporta aún más encanto cuando pasando por sus calles ves a los niños jugando en la calle.
Los turistas a menudo disfrutan de un paseo en bicicleta, un símbolo de la antigua china, por estos hutongs mientras admiran y se sienten parte de la antiguedad que todavía reina en estas calles.
4 – Probar el auténtico y delicioso Pato Laqueado de Pekín
El Pato laqueado, también conocido como Pato asado de pekín un auténtico emblema de la gastronomía china en todos los países. Tan común que traspasa fronteras y todo el mundo quiere probar el plato de los emperadores.
Cuenta la leyenda en torno a este plato tan conocido que su comienzo tiene lugar durante la Dinastía Jin. En esta época la capital se estableció en la antigua ciudad de Beijing que por aquel entonces era un lugar remoto rodeado de frondosos bosques donde abundaban los patos.
Los habitantes locales de la zona, en vista de su abundancia solían cazarlos y comerlos asados cosa que llamó la atención de algunos miembros de la Dinastía que solían cocinar los platos de formas muy distintas.
Los cocineros del Emperador que constantemente estaban buscando innovaciones para sorprender a sus comensales, observaron esta forma de cocinar y decicieron darle un toque personal al asado.
Este fue el proceso de tostado que llevaron a cabo para ofrecer una textura tan crujiente de la piel del pato, y le añadieron numerosas especias aromáticas: anís, clavo, hinojo, pimienta, canela.
Puesto que era un plato para el Emperador, esa receta se reservó solo para las altas esferas de la Dinastía.
Años después, ya durante la Dinastía Ming, era un orgullo ser cocinero del Emperador por lo que muchos de ellos viajaban a la capital y trataban de sorprenderle para formar parte de su equipo de cocina.
Cientos de cocineros llegados de todas partes del país trataron de sorprender al Emperador con nuevas recetas y buscaron la forma de perfeccionar el Pato Pekín, que por aquel entonces ya se había convertido en el “Plato del Emperador”
Con la caída de la Dinastía y viendo que sus puestos en la Cocina Imperial peligraban, algunos de esos cocineros consiguieron sacar la receta del palacio y llevarla a las calles de Pekín. Muchos de ellos incluso montaron sus propios restaurantes frente a la fachada de palacio.
Esta es una de las múltiples historias que se pueden encontrar en torno al pato laqueado. Existen tantas casi como dinastías hubo en la China Imperial, pero lo que más nos importa a la hora de hablar de este plato tan especial es su sabor y su textura tan sorprendente.
¿Como se cocina el Pato asado de pekín?
Las formas de cocinar dependen del chef y de la tradición. Sabemos que a lo largo de la historia ha habido dos restaurantes muy famosos por elaborar el mejor pato laqueado de Pekín
El primero de ellos el Quanjude (全聚德) tiene la costumbre de asar el pato colgándolo dentro de un horno de leña. Esta leña que utiliza para asarlo es de árboles frutales que además confieren al pato un aroma único.
El otro restaurante, el Bianyifang (便宜坊) prepara el pato asándolo en un horno construido bajo tierra que mantiene su calor con ladrillos ardiendo. Esta forma se parece mucho a la manera en que se cocina el cordero asado, al fuego lento que hace que la carne quede de lo más jugosa.
Lo más importante a la hora de cocinar el pato es conseguir que la piel se separe de la carne para que se quede lo más crujiente posible. Esto se consigue inflando el pato antes de asarlo
Una vez se separa la piel, se pinta el pato con una salsa especial para conseguir que en su asado quede una textura glaseada y estará listo para comer
¿Cómo se come el pato laqueado?
Existe una auténtica tradición y ceremonia a la hora de comer el Pato asado de pekín. Si eres afortunado y has probado un buen pato laqueado en Madrid, sabrás que lo habitual es dotar al plato de espectáculo cuando el chef lo lamina delante de los comensales.
En primer lugar, con un cuchillo y gran maestría se corta la piel del pato y se reserva en un plato. Posteriormente el chef cortará la carne en tiras finas que podamos incorporar a nuestros rollitos.
Cogemos una tortita y la huntamos de la famosa salsa hoisin. Colocamos algunas verduras cortadas en juliana (Suele ser puerro, pepino y en algunas ocasiones zanahoria) ponemos en la tortita unas piezas de carne de pato y por último coronamos con la piel que debe haber quedado extra crujiente.
Deléitate con una mezcla única de sabores y texturas comiendo este plato maravilloso. ¿Cómo saber que estás comiendo uno de los mejores patos laqueados? Si la piel cruje y la carne del pato se mantiene jugosa.
No se a tí pero a nosotros se nos está haciendo la boca agua, ¿Compartimos un pato laqueado?